DIGITALIZACIÓN EN EL SECTOR DEL AGUA

 

Emilio Camacho Poyato. Catedrático de Ingeniería Hidráulica. ETSIAM
Director del Departamento de Agronomía y de la Unidad de
Excelencia DAUCO

ag1capoe@uco.es

Nos encontramos en una era digital que ofrece una oportunidad para la gestión inteligente del agua. Siendo consciente de esta realidad la European Innovation Partnership on Water (EIP Water) considera como básicas, para todas las prioridades establecidas en ella, las tecnologías inteligentes. 

La transformación digital está apoyada en la conectividad de los elementos físicos con el mundo digital, la optimización de las comunicaciones y el acceso a los servicios, la disponibilidad de manera escalable y a bajo coste en la nube de los datos y por último el análisis de la información. Todo esto abre un nuevo mundo de posibilidades y valores, en los que los servicios que gestiona el agua pasan de un enfoque tradicional en su toma de decisiones a enfoques predictivos y holísticos con mayor criterio y capacidad de actuar.

El Big Data, el internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial, los sensores remotos, la administración y control de los sistemas de monitorización de datos se incorporarán cada vez más en el sector del agua como parte de la denominada Industria 4.0 o Agricultura 4.0, considerándose a tal efecto como tecnologías disruptivas. Se puede decir que dichas tecnologías están llevando a cabo un proceso de cambio más rápido que nunca, surgiendo continuamente nuevos avances y oportunidades; pudiendo jugar un papel crucial en la gestión del recurso y como herramienta de las nuevas políticas en la gestión del agua, dando un poder simétrico a todos los actores involucrados en dicho sector. 

Conviene precisar que la verdadera transformación digital consiste en conseguir la mejor información de manera que se puedan tomar las mejores decisiones posibles. La digitalización del sector del agua conduce hacia una mejora de la productividad ( i.e. con el riego de precisión se aplica la cantidad de agua más adecuada en el momento más conveniente), una mayor resiliencia (i.e. situaciones críticas de sequía agudizan el ingenio y el tratamiento de la información adquirida nos permite anticiparnos al futuro) y un aumento de la sostenibilidad  (i.e. la adquisición de información en las relaciones e interacciones agua medio natural y actividad humana son claves en la definición de políticas exitosas) y en definitiva, redunda en una mayor competitividad de las actividades en las que el agua, tanto en volumen como en oportunidad, es factor clave e insustituible.

Hay que resaltar que las tecnologías de la información y comunicación (TICs) se postulan como herramientas de gran utilidad para optimizar el uso de la energía. En el caso de las redes de distribución de agua el uso de sensores, de IoT, de un adecuado sistema de comunicaciones el uso de modelos hidráulicos, de técnicas de inteligencia artificial y sistemas predictivos que son alimentados desde la nube permiten la gestión inteligente de las redes de distribución de agua. Estas técnicas ya están siendo aplicadas en abastecimiento y en menor medida en riego consiguiendo, por término medio, ahorros energéticos de más del 20% con poco esfuerzo. 

Una alternativa adicional y no menos importante es el uso de las energías renovables. Las redes de distribución poseen en algunos puntos excesos de presión que paradójicamente es disipada mediante mecanismos mecánicos. Esta energía puede ser recuperada a través de turbinas, micro y picoturbinas y usarla con otro fin. Pero sin duda, la alternativa de uso de energía renovable lo presenta la energía fotovoltaica. En el caso del riego resulta una solución ideal, dado que generalmente las máximas necesidades hídricas de los cultivos coinciden con los periodos de máxima irradiancia, se encuentra en un medio rural con fácil disponibilidad de espacio y los costes de las placas fotovoltaicas son hoy en día muy competitivos. Ahora bien, la solución no es tan fácil pues requiere de soluciones holísticas que afronten el problema de forma integral desde el conocimiento del suelo, la planta, la red hidráulica de riego y la variabilidad climática. Todo esto es la base de un riego sostenible, inteligente y de futuro.  

El crecimiento de las tecnologías digitales está siendo impulsado en las empresas por la necesidad de reducir costes, mejorar la eficiencia y aumentar la competitividad. El volumen de negocio a nivel mundial que la digitalización en el sector del agua puede traer ronda los 149 B€.

En el ámbito agrario el MAPA considera la digitalización como un eje trasversal y estableció una estrategia de digitalización en 2019 que continuará con una segunda que esperemos se beneficie de los fondos Next Generation.

Sin embargo, aunque la era digital acaba de empezar, los momentos de cambio son momentos de oportunidad y un mundo de posibilidades para todos los sectores, incluido el agua, se nos abre a través de la industria de internet.