DIGITALIZACIÓN, TRANSFORMACIÓN DIGITAL Y PLANIFICACIÓN

 

Jesús Muñoz Jiménez
Consultor Estratégico
Egresado del Máster Digital Agri


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La digitalización está de moda, es algo evidente. Y puede ocurrir que, como en otras tantas ocasiones, la palabra, el concepto, de tanto usarlo, se desgaste. En todo caso, parece que en estos momentos es conveniente aclarar algunos conceptos.

Lo que ha venido a denominarse la cuarta revolución industrial, la combinación de todo un elenco de tecnologías habilitadoras, está transformando los sistemas productivos llegando, en algunas ocasiones, a plantear auténticos cambios de paradigma.

En este contexto, y desde una perspectiva de modelo de negocio, conviene diferenciar dos conceptos, íntimamente relacionados, pero distintos desde el punto de vista del para qué: la digitalización y la transformación digital.

Desde mi perspectiva, el primero, la digitalización, supone un esfuerzo necesario de utilización de manera transversal de todas las tecnologías habilitadoras para hacer más competitivo y sostenible mi modelo de negocio. Oponerse o retrasar esta evolución incremental es un acercamiento progresivo al cementerio de empresas.

El segundo, la transformación digital, es una alternativa, bien de empresas maduras o bien de empresas de nueva creación, generalmente de base tecnológica, para aprovechar nuevas oportunidades de negocio, nuevos o evolucionados modelos de negocio, basados en estas tecnologías. La irrupción de estos modelos de negocio en el ecosistema empresarial puede tener efectos más o menos catastróficos para las empresas “tradicionales” que operaban en él. El resultado final de este nuevo producto o servicio en el sector, a mi entender, dependerá más, del nivel disruptivo del mismo, que del grado de digitalización de las empresas que operaban en ese ecosistema.

El sector agrario y agroalimentarios no está ajeno a estos procesos. No aprovechar, por ejemplo, la ingente información proporcionada por la constelación de satélites que nos sobrevuela periódicamente para ser más eficientes en las decisiones de gestión de los cultivos puede ser el principio del fin. Pero, por otro lado, la aparición de alternativas de comercialización de los productos a través de plataformas basadas en nuevas tecnologías, impensables hace sólo algunos años, puede revolucionar la cadena de valor de todo un sector, con lo que ello conlleva.

Ahora, más que nunca, una planificación estratégica ágil es completamente necesaria. En primer lugar, para definir con claridad el modelo de negocio. Y, de manera paralela, para introducir las herramientas necesarias para, en tiempo real, incorporar un seguimiento continuo del entorno empresarial y de las nuevas tecnologías que aparecen, así como de los usos que se les dan. Esto último, puede permitir pivotar el modelo de negocio para hacerlo viable a lo largo del tiempo.

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